No muy distinta fue la segunda parte al menos en su inicio. De hecho, la presencia ofensiva del Sevilla FC fue casi más descarada si cabe, aunque siempre con el rabillo del ojo fijo en la peligrosidad de Lukaku, el único jugador descolgado en los Diablos Rojos. Un tiro de Muriel casi a la hora de partido fue el primer intento tras el descanso, mientras que Lenglet, cabeceando una falta que botó Banega, volvió a exigir a De Gea abajo. Con una asfixiante presión en campo rival, el equipo nervionense conseguía mantener un peligro casi contínuo, mientras que los visitantes buscaban alguna que otra contra que casi siempre moría en la rapidez de Mercado y Lenglet.
Eso sí, con el paso de los minutos y en ausencia de cambios, el Sevilla empezaba a perder fuelle y Mourinho decidió, ahora sí, ir a por ese gol que le permitiera encarrilar la eliminatoria. Para ello dio entrada a Rashford y Darmian, aunque el que provocó el susto más importante fue Lukaku. El belga, tras un forcejeo y una mano clara en el control, consiguió batir por bajo a Sergio Rico. Aunque hubo algo de tensión con el gesto del colegiado, todo quedó resuelto con la señalización de la infracción.
El cansancio sevillista en los últimos minutos y un United que vio positivo el empate, hicieron que todo acabase 0-0
Nadie quería perder en la recta final lo que había conseguido conservar durante casi 90 minutos, por lo que se vio que ambos estaban dispuestos a bajar las espadas hasta que todo se acabe decidiendo el 13 de marzo en Inglaterra. Vincenzo Montella dio entrada a Sandro y Pizarro para refrescar ya sobre la hora, pero las ocasiones más claras ya eran historia y habrá que decidirlo todo nada menos que en Old Trafford. Sensaciones claras de que el Sevilla FC mereció mucho más, pero hay que valorar lo conseguido ante el segundo clasificado de la Premier League y sobre todo sin encajar, con lo importante que resulta ese hecho en eliminatorias de este nivel. Ahora, de nuevo, a centrarse en LaLiga.
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