El equipo de Jorge Sampaoli derrota con justicia y con una segunda mitad de categoría al Atlético, que venía como líder e invicto en lo que va de temporada
El Sevilla FC se dio un baño de autoestima este domingo ante el Atlético de Madrid, derrotando al líder y posiblemente equipo más en forma del campeonato. Lo hizo sobrado de oficio, con jerarquía, aguantando la intensidad del rival en el primer acto y siendo mucho mejor en un segundo tiempo donde disfrutó de ocasiones suficientes para doblegar a un equipo que hasta ahora no conocía la derrota. La victoria, objetivamente, deja sólo tres puntos, que ya es mucho, pero en el fondo fortalece con creces este Sevilla FC de Jorge Sampaoli que está cuajando un inicio de ensueño.
Este domingo el camino se empinaba y estaba por ver si el Sevilla FC iba a ser capaz de mantener el ritmo de triunfos que encadena desde que superara al Olympique de Lyon a finales de septiembre. Visitaba Nervión el Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone, líder, invicto y con el mérito de haber encajado sólo tres goles en lo que va de campaña. Sin lugar a dudas, la prueba más dura de la temporada y para ella Jorge Sampaoli optó por repetir el once que se impuso con solvencia en Zagreb ante el Dinamo.
El Atlético, líder e invicto, nunca estuvo cómodo ante la firmeza de un Sevilla muy serio desde el inicio
El partido no decepcionó. En la teoría, chocaban dos equipos de nivel parejo en la tabla, pero la duda de si el Sevilla iba a ser capaz de sostener la competitividad del Atlético era por supuesto más que razonable. Los nervionenses, sin embargo, supieron jugar el encuentro, tanto con balón, asegurando mucho el pase, como sin él, si bien no fue hasta la segunda parte cuando se desataron los locales.
El choque exigía un paso adelante del Sevilla en la reanudación, pues en el primer acto los hombres de Sampaoli no terminaban de llegar con continuidad. Los nervionenses ganaron metros en el posicionamiento y sobre todo Nasri y Vázquez aparecieron con mayor frecuencia en la línea de tres cuartos, generando mucho peligro, gracias al enorme trabajo de Nzonzi guardándole las espaldas a ambos. El Diez la tuvo muy pronto, filanalizando una gran acción personal que se estrelló en el palo. Más clara fue aún la oportunidad de Vitolo, que fusiló a quemarropa a Oblak, desviando el meta esloveno con una intervención sensacional.
Tras el descanso, el equipo ganó en posicionamiento y superó con claridad a los de Simeone
El arranque del Sevilla calmó el ímpetu atlético. Pese a que el encuentro discurría con mucha igualdad, era el Sevilla quién más colmillo sacaba. Nasri, fundamentalmente, lograba por fin inyectar ritmo al juego ofensivo de los suyos, que además aumentaban la presión en la salida del balón del Atlético, haciendo mucho daño. El choque entró en los últimos veinte minutos rebosando intensidad y el Sevilla por fin encontró premio a su sobresaliente desempeño colectivo, con una espectacular jugada individual de Nzonzi, que tras tocar con Vietto y dibujarle un desmarque, se plantó encadenando maravillosas zancadas ante Oblak, para superarlo con la diestra rematando al palo largo.
El gol del Sevilla hacía justicia a la superioridad que mostraba el equipo en la segunda parte. Lejos de echarse atrás para conservar el resultado, el Sevilla, lanzado casi siempre por Nasri, continuaba percutiendo y haciendo daño a un Atlético que sólo se acercaba al empate en acciones a balón parado. Coke se fue a la calle a diez del final. El partido se ponía de cara, sí, pero hubo que trabajarlo y sufrirlo hasta el final. Costó, costó mucho, pero el Sevilla se impuso tirando de jerarquía ante posiblemente el equipo que más oficio tiene en el campeonato. Fue un partido trepidante, con mucha brega, pero sobre todo con un Sevilla mayúsculo, que en la segunda parte demostró que hoy por hoy está para cualquier reto que se proponga.
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