Salió fuerte el Celta tras el descanso, con la entrada de Eckert y la salida de un Sisto que había sido de los más incisivos en los celestes. De hecho encadenó varios saques de esquina prácticamente consecutivos nada más salir, pero ese ímpetu provocaba el caldo de cultivo en el que el Sevilla se muestra más peligroso. En el cuatro de la reanudación la tuvo Ben Yedder, pero la mandó alta en una dejada de André Silva que nunca perdió la fe a la hora de ganar esa pelota. Justo después era Franco Vázquez el que perdonaba con un tiro cruzado , pero el partido no iba a tardar en alcanzar su momento cumbre. Pasada la hora de juego y en dos acciones muy seguidas, la última motivada de nuevo por la presión de André Silva, Araújo veía la segunda amonestación y dejaba a los célticos en inferioridad. Para colmo de males para Mohamed y los suyos, casi de seguido llegaba el 2-0, tras un pase del Mudo Vázquez que Ben Yedder ya no desperdiciaría. Aunque el juez de línea anuló el tanto, la grada fue celebrando el tanto al saber que las imágenes le daban validez, algo que terminó de certificar González Fuertes.
Aunque el juez de línea anuló el segundo tanto, el VAR le dio validez para júbilo de las gradas de Nervión
Ahí llegaron los mejores minutos del Sevilla, que dominó y encontró espacios. En el debe, lo de las últimas jornadas, el poder sentenciar y no hacerlo. Todo hacía indicar que no le iba a hacer falta a los de Machín porque el Celta atacaba con más orgullo que fe, pero la salida del marroquí Boufal lo cambió todo. Ya sin Ben Yedder, muy ovacionado y sustituido por Quincy Promes, el equipo visitante encontraba la esperanza en una acción personal del africano, que la puso desde muy lejos del alcance de Vaclík pero pegada, por dentro, a su palo izquierdo. Llegaban los lógicos nervios por la estrechez del marcador, pero ahí se vio un Sevilla muy sereno e inteligente que ni tan siquiera permitió al Celta volver a intimidar la portería nervionense. Con mucho toque y aprovechando el cansancio del adversario, los tres minutos fueron pasando y los tres puntos, vitales para seguir soñando, se quedan en casa.
Toca ahora recargar pilas para todos, menos para los cinco internacionales que ya desde mañana comenzarán a volar hasta sus países de origen. Mientras, habrá días para seguir trabajando y saboreando la situación liguera de un Sevilla con hambre de mucho más. Tras el receso, nada más y nada menos que el Camp Nou en un duelo entre los primeros clasificados del torneo.
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