El Sevilla pasó por encima del Dinamo de Zagreb en un partido en el que todo le fue como la seda
El Sevilla FC cumplió con su cometido, logrando una arrolladora victoria que sin embargo aún no sirve para estar en octavos de final, debido al empate de la Juve en casa ante el Olympique de Lyon. El pase tendrá que esperar, pero ello no resta brillo al plácido triunfo ante un Dinamo de Zagreb que, como hace dos semanas en Croacia, no fue rival y ni siquiera puso en aprietos a Sergio Rico. El partido fue un monólogo indiscutible del conjunto de Jorge Sampaoli, al que si bien le costó abrir el cerrojo visitante, una vez que lo hizo jugó casi a placer e hizo del encuentro prácticamente lo que quiso.
Estuvo a la altura el Sevilla FC y no dio opción a la duda, más allá de que sobre el papel el conjunto nervionense era claro favorito. En Champions, sin embargo, las apariencias pueden engañar si no se juega con todo lo que se tiene. El Sevilla, no obstante, no se dejó llevar por la poca batalla que planteó un Dinamo que desde el principio se encerró en su campo, esperando un momento que nunca llegó. Ganso en la mediapunta, Kranevitter en el centro del campo y Escudero en el lateral izquierdo eran las novedades con respecto a Gijón, jugando el Sevilla con una defensa de cuatro y un centro del campo más reforzado con respecto a la primera parte de El Molinón.
El Sevilla no se confió y una vez que abrió el marcador machacó a su rival
El balón fue del Sevilla de principio a fin, aunque hasta sobrepasado el primer cuarto de hora el peligro no comenzó a generar peligro de verdad. Nzonzi conectó un cabezazo al larguero, Franco Vázquez también con la testa rozó el primero, Mariano lo intentó de lejos… Pero fue finalmente Luciano Vietto, cada día más consolidado como referente arriba, quien abrió el marcador. Todo comenzó con un servicio de Ganso a Franco Vázquez, que el argentino puso en el área, donde recibió Vietto, que sentó a su par e hizo el primero con un zurdazo cruzado que inoculaba justicia a un choque donde la superioridad local era neta. El propio Vietto, poco después, tuvo una ocasión clamorosa para agrandar la diferencia.
La expulsión de Petarstoja antes del descanso sentenció a un Dinamo que ni siquiera tiró a puerta
Livakovic salvó varias, pero la goleada nervionense era cuestión de tiempo, pues el Sevilla no bajaba la intensidad y atacaba sin pausa, con Nzonzi como eje principal sobre el que giraba todo el juego colectivo. Escudero, apoyándose en Vitolo , hizo el segundo con una gran acción individual y le puso el tercero a Nzonzi, con un saque de esquina medida que mandó a la red el francés mediante un demoledor a la salida de un córner. El vallisoletano completaba posiblemente uno de sus mejores partidos como sevillista. La guinda la puso Ben Yedder, que cerró una noche maravillosa en la que todo fue como la seda.
Sólo faltó la victoria de la Juve para que esta jornada de Champions fuera idílica. Sin embargo, con este Sevilla que se afianza día a día, autoritario y genial por momentos, lo lógico es que el pase a los octavos se acabe certificando en las dos jornadas que restan.
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