El mediocentro reconoce que la unión del vestuario es un arma para el equipo: «El ambiente del vestuario es algo que ya se vio el año pasado y que nos dio la Europa League y la plaza de Champions. Lo estamos manteniendo porque es una gran fuerza nuestra y por eso ganamos partidos cuando parece que ya no hay ninguna oportunidad». Recordó momentos de la temporada pasada como su llegada a la concentración en Alemania: «Verlo otra vez hace que se me ponga la piel de gallina. Un recibimiento así es algo que me deja todavía sin palabras. Es algo que lo voy a llevar toda la vida conmigo y será un recuerdo de mi etapa en el Sevilla, de mis compañeros y de esa Europa League».
«Es uno de los días más emocionantes y más felices de mi vida. Lo primero que hice fue tumbarme en el césped y recordar todo lo que había vivido. En un minuto se me pasó todo por la mente, pasar el coronavirus, llegar allí a Alemania y ganar la copa. Llamé a mi familia y fue muy emocionante, con mi madre llorando».
«Mi recibimiento en Alemania es algo que voy a llevar toda la vida conmigo»
Llegó hace solo dos veranos, pero su experiencia en Nervión está siendo muy intensa: «Yo sabía que el Sevilla era un gran equipo y siempre pelea por títulos, pero ha pasado todo muy rápido. No llevo ni un año y medio aquí pero siento como si llevase mucho más, con lo mucho que hemos vivido y hemos ganado. Me siento como en casa aquí».
Por último, reconoció que toca mejorar en LaLiga y pelear por todo lo posible esta temporada: «Siempre quiero conseguir lo máximo y ganar todo lo posible. Quiero ganar una copa, llegar lo más lejos posible en la Champions y a ver qué podemos conseguir. En LaLiga llevamos tres derrotas seguidas y esperamos cambiar el rumbo el sábado, porque de las tres derrotas creo que dos no son merecidas».
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