Entrando en individualidades, habló del cambio de mentalidad de Ben Yedder o Franco Vázquez: «Si el jugador no quiere, es imposible. Mi labor es decirles cómo pueden favorecer más al equipo y así beneficiarse ellos. Jugadores como estos no pueden ser intermitentes y su implicación debe ser la mayor posible. Lo han entendido y es mérito suyo, ayudados quizás por conversaciones que les facilitan entender porqué se les exige eso».
Tras hablar del sistema, reconoció cómo ha conseguido convencer a sus futbolistas: «Ellos son receptivos e inteligentes. Hay que convencer no por jerarquía sino con argumentos. Si se dan cuenta de que lo que les propones les va a hacer mejores, ya los tienes ganados». También destacó el papel de Caparrós: «Es el sevillista número 1 y tiene claro que el entrenador es el que manda en el vestuario, al igual que él manda en los despachos. A veces no es lo que yo pida, sino que él, que sabe cómo piensa un entrenador, es el primero que propone«.
«Hay que convencer al jugador no por jerarquía, sino a base de argumentos»
Finalizó descartando que piense en la Premier League a corto plazo y con una interesante reflexión: «El gen ganador del club lo vivo en el vestuario. Me sorprende cómo se toman los jugadores cada victoria, porque con lo difícil que es ganar en una liga como ésta, parece más un alivio por el trabajo bien hecho que una alegría. Éste es un equipo acostumbrado a ganar y eso lo diferencia de muchos otros».
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