En cualquier caso, Sergi no eleva la euforia: «Nunca sabemos lo que puede pasar. Si llego el primer día y me lesiono habría sido otra historia. Sé de donde vengo y lo que me ha costado llegar. Eso hace que cuando viene una cosa bonita, des todo y más para que no se escape. La virtud principal es el trabajo diario, porque sin constancia no podría llegar». No le ha sorprendido nada a su llegada en cuanto al club, pero sí del vestuario: «Es todo tal cual me lo imaginaba, pero me ha sorprendido el buen rollo del vestuario. Es un grupo maravilloso de compañeros que te facilita el día a día».
Ya para terminar, se refirió a la figura de Pablo Machín: «Es un entrenador exigente, que constantemente busca tu mejor versión y eso hace que no te relajes. Le da tensión y ganas a cada ejercicio del entrenamiento, para que todo sirva y forma parte de un staff técnico metódico, que analiza mucho los partidos y eso te aporta datos que, aunque parezcan poco importantes, pueden decidir partidos».
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