Para él fue un ídolo y también un amigo. No podía faltar la llamada a Monchi: «Hay muchos comentarios, unos con argumentos y otros gratuitos. Él merecía este tiempo que estoy dedicando a glosar no a Maradona, sino a Diego. Era cercano, afable y cariñoso en las distancias cortas. Hay que contextualizar el momento, porque la mayoría éramos jóvenes y el que era ídolo se convierte en compañero. Él enseguida se consideró uno más. Yo era el portero suplente con 23 años y él no distinguía roles. Me hizo darme cuenta de que la vida es más sencilla de lo que pensamos. Yo creí que no podría ni dirigirle la palabra, pero me hizo ver que se puede ser una estrella siendo una persona normal. Eso es una enseñanza«.
Y si aquel Monchi conoció a jugador, José María del Nido lo hizo como vicepresidente del club, lo que le permitió estar al tanto de cada paso en las negociaciones: «Bilardo le planteó la posibilidad a Luis Cuervas de rehabilitar a Maradona para el fútbol. Intentamos conseguir que el presidente del Nápoles, que no quería porque allí era un icono, le dejara salir. Le planteamos a Blatter que UEFA y FIFA nos ayudara para que pudiera ser el gran icono del Mundial 94. Bilardo habló con Franchi, Maradona colaboró, y tras arduas negociaciones con todas las partes, a los 15 o 20 días consiguieron que todos cedieran y que Maradona vistiera la camiseta del Sevilla. Él puso todo de su parte y dijo que o jugaba en el Sevilla o no volvía a jugar. Maradona era la mayor estrella de un fútbol ya mediatizado. Pensar que vestiría la camiseta de mi club era un gran orgullo, más pudiendo participar en aquello como directivo. Fue un acontecimiento, porque la operación tenía muchas aristas y mucha complicación. Pudimos disfrutarlo casi una temporada completa y dos dio una proyección internacional enorme».
Unzúe: «Era nuestro ídolo y pasó a ser nuestro compañero. Es una sensación muy bonita»
Juan Carlos Unzué fue otro de los protagonistas en comparecer. El que fuera guardameta nervionense indicó en primer lugar esas sensaciones al compartir vestuario con el mito argentino: “Imaginaos que el que ha sido nuestro ídolo de pronto es nuestro compañero. Fue una sensación muy bonita y espectacular para todos”. Como han destacado otros protagonistas, Unzué resaltó esa cercanía: “Es lo primero que pude percibir de él, el respeto por la gente y su humildad. Luego le sumas momentos muy buenos y a mí lo que más me impactó, tras pasar por el Barcelona, es lo difícil que puede llegar a ser el ser número uno de un deporte como el fútbol”.
También tuvo palabras muy sentidas Manolo Jiménez: «Los futbolistas de mi edad teníamos el sueño de enfrentarnos a Maradona. Yo lo cumplí, pero no podía pensar que años después compartiríamos taquillas, petos y balones. Es algo que ni soñaba y se hizo realidad. Fue una motivación para todos los compañeros y el primer día yo sentía que flotaba. Fue un título que tuvimos un grupo de profesionales, el poder decir que hemos jugado con Maradona. Tengo el honor de ser el jugador que le cedió el brazalete de capitán y para mí no fue ni mucho menos una degradación. No me lo tuvo que pedir nadie, era algo natural. Maradona tenía que ser el 10 y el capitán. Daba igual quién lo fuera antes, porque él era el líder entre los líderes».
Jiménez: «Nadie me lo tuvo que pedir. Maradona tenía que llevar el brazalete y lucir el 10»
Palabras que compartía también Juan Martagón: Tenerlo como compañero fue un gusto. Ver que se cambiaba contigo siendo el mejor, a todos nos dejaba boquiabiertos. Parecíamos juveniles que acababan de llegar al vestuario y que no sabíamos ni dónde ponernos. Nosotros, en cuanto a trascendencia, sabíamos que Diego estaba por un lado y el resto del equipo por otro. Era un ídolo hacia fuera, pero dentro era uno más y se dio mucho a querer. Otro de los que convivió con él fue Francisco Javier Carpio Pineda, que destacó por encima de todo su relación con él: “Mi relación con él fue cariñosa y cercana y siempre se interesaba por uno, siendo yo de los más jóvenes. Sembró y ahora está recogiendo, porque no puede haber nadie que pueda hablar mal de él. Hubo una mezcla de todo, le gustaba mi forma de jugar y también que era muy discreto y normal y creo que él valoraba mucho esas cosas”.
Cerró el capítulo de testimonios de aquel Sevilla el masajista Domingo Pérez: «Siendo el mejor del mundo, era uno más. Nunca puso un problema y siempre tenía una sonrisa en la cara. Solo lo vi enfadado con aquel cambio de Bilardo. Le gustaba la música y hablar con los compañeros. Físicamente, lo único que había que cuidarle especialmente era ese tobillo tan castigado. No nos daba lata en la camilla, al contrario. Para las entradas que le hacían y los campos de entonces, no se quejaba nada. Era otra época».
Domingo Pérez: «Para las entradas que le hacían y los campos de entonces, no se quejaba nada»
Además, hubo intervención del periodismo sevillano, que también vivió una auténtica revolución mediática en la ciudad aquella temporada. Lo atestiguaron Jesús Gómez, actual director de Comunicación del club y por entonces redactor de El Correo de Andalucía, así como José Manuel García, que cubrió casi cada movimiento de «El Pelusa» para el Diario Marca. El también periodista Gennaro Arpaia, desde Italia, contó lo que ha significado el fallecimiento de Maradona en Nápoles, mientras que el programa también viajo a Argentina para charlar con Fernando García, presidente de la PS Río de la Plata. García afirmó que en la peña decidido acudir a la capilla ardiente de Maradona, en la Casa Rosada, para depositar la bandera oficial del club que se les entregó al formalizar su registro en la Federación de Peñas.
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