UNA HISTORIA DE GARBANZOS Y ALGO MÁS

Por fin llegó el domingo 12, en que la Peña se reunió para comer los anunciados garbanzos.

El día no acompañaba a salir, llovía mucho y hacía frío, pero nada amilanaba al grupo de sevillistas a reunirse para comer los famosos garbanzos y otros eventos.

Primero, y como corresponde a una Peña sevillista de prestigio, fue acudir  a otra del mismo equipo en Paterna del Campo. Los dos presidentes intercambiaron regalos y se hicieron las fotos de rigor como recuerdo del acto.

 

Después de un rato de charla y disfrutar de las instalaciones de la peña del lugar, nos dirigimos al pueblo, en busca de los soñados garbanzos.

La mayor parte del grupo llegó en el mismo autobús que los había trasladado desde Sevilla y “algunas ovejas descarriadas y si sentido de la orientación”, dieron algunas vueltas por el pueblo antes de llegar al lugar  de la comida.

El almuerzo transcurrió en un ambiente distendido. Unos aperitivos para abrir boca y a continuación empezaron a desfilar platos y platos de garbanzos que todos comimos y festejamos con gusto.

Algunos repitieron, y los más comilones tripitieron. Luego otro plato, y el postre. ¡Olé por la cocinera! que al final nos honró con su presencia.

Como colofón por los altavoces empezó a oírse el himno del Centenario, y todos nos unimos cantando. A continuación camino a otra peña para realizar otro intercambio de regalos. Cuando llegamos estaba cerrada. La espera fue bajo la lluvia ¡cómo si no hubiera más días para llover!

Por fin entramos, y los dos Presidentes entregaron sus recuerdos. Nuestra peña los obsequió con “un bonito pañuelo”, y ellos con una bufanda.

 

Al terminar, otra vez a la calle, a disfrutar de la “agradable tarde”. En ese momento, yo me pregunté: si el presidente de la peña estaba en la comida, ¿para qué salir, pudiendo haber hecho la entrega de regalos sin refrescarnos?

Ya era casi la hora del partido, y todos creíamos que nuestro próximo destino sería un Pub cercano donde disfrutaríamos  del encuentro, pero…ante las miradas atónitas de los allí presentes, cada uno con su paraguas, vimos como dos personas entraron en una casa y sacaron un gran televisor, eso sí protegido por un plástico, y… ¿a dónde lo llevaron? al mismo sitio dónde habíamos comido. Y otra pregunta ingenua ¿por qué salimos si teníamos que volver? ¿alguien estaba “compinchado” con el farmacéutico del pueblo para que nos pasáramos por su establecimiento y nos dejáramos un dinerito en medicinas por los resfriados que cogeríamos?

En unos instantes, de vuelta al lugar de donde nunca teníamos que haber salido, al bar de los garbanzos.

Todos se prepararon para ver el partido, pidiendo algo de de beber, mientras tomaban posiciones.

La que escribe, después de tantas experiencias vividas, se bebió algo calentito para entonarse y coger el camino de vuelta a Sevilla.

Al final, el día de lluvia y frío se convirtió en un bonito día, gracias no a los ricos garbanzos y todo lo demás, que también, sino a un GRUPO DE GENTE MARAVILLOSA que convirtió un feo día de invierno en un día soleado de primavera.

¡Gracias a todos!   Y… ¡Viva El SEVILLA que consiguió un mágnifico resultado ganando 0-1 en Las Palmas, donde ningún equipo lo había conseguido todavía y vivan  los componentes de La Peña!